Tragedia de Sandy Hook: ¿Contar o no contar?

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Manos de madre con hijoEl viernes 14 de Diciembre, con el alma desgarrada, miraba las noticias y no paraba de llorar. Aun lloro cuando veo o leo algo relacionado con la escuela de Sandy Hook y la ciudad de Newtown. Lloro por los niños, las maestras, la directora, las víctimas y por sus familias.

Luego me vi enfrentada como madre al dilema de qué decirle y cómo explicarle a mis hijos lo acontecido en la escuela de Sandy Hook. Me debatía entre si era necesario decirles o no. Al final, llegué a la conclusión de que mi hijo mayor de 10 años se enteraría de alguna manera u otra, por lo que debía conversar con él, pero decidí que por mientras, no quería decirle a mi hija de 7 lo que había sucedido.

Al final, mi hijo mayor se enteró no por mí pero por suerte me llamó para preguntarme qué sabía. No entré en detalles, averigüé qué sabía él exactamente, lo dejé hacerme las preguntas que él tenía, respondí sus dudas hasta done pude y le pedí que por ahora no conversara de esto con su hermanita.

El fin de semana lo pasé dedicada a mi familia, disfrutando cada instante. Sin embargo, el domingo me di cuenta de que tenía que decirle algo a mi hija antes de que fuera a la escuela. De esa manera, podría controlar un poco qué información compartir, cómo entregársela y ver su reacción. No fue una decisión fácil para mi esposo y para mí.

Después de darle su cena, conversé con ella. No le di muchos detalles. Tampoco le dije cuántos niños fallecieron, qué edades tenían ni ahondé en lo sucedido. Traté de darle ejemplos de las medidas de seguridad existentes en su colegio para que se sintiera segura.

De ahí comenzaron las preguntas. Preguntas complicadas. Preguntas que me costó mucho trabajo responder. Pero ser mamá o papá nunca ha sido algo fácil así que respiré hondo y empecé a responder lo que podía.

Sus dudas se centraron más que nada en por qué D’os no hizo nada para evitar que la gente muriera. Por qué si Él está en todos lados y sabe todo no detuvo al asesino. Por qué existe gente mala. Son preguntas que yo me he hecho más de una vez y para las que a veces tengo respuestas, y otras, no. Le expliqué que las personas tienen la capacidad de elegir entre hacer el bien o el mal y que D’os trató de proteger a la mayor cantidad posible, pero que no puede obligar a las personas a hacer el bien.

Mi hija durmió bien, no tuvo pesadillas y se fue al colegio hoy tranquila.

Les comparto lo que hice no para decirles qué hacer, porque cada padre o madre conoce mejor que nadie a sus hijos, sino por si acaso mi experiencia les sirve de algo. En otro artículo tienen más consejos en caso de que les sean útiles.

Que las familias afectadas por esta tragedia encuentren fuerzas y consuelo. Rezo por ustedes y aun cuando no los conocemos personalmente todos los acompañamos en su dolor. Su pesar es nuestro pesar.

Y que como padres encontremos la manera de enseñarle a nuestros hijos que a pesar de las tragedias y del mal, hay más bondad y amor en el mundo.

¿Piensas contarle a tu hijo lo sucedido? Si ya lo hiciste, ¿cómo abordaste el tema?

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