Orgullosa de ser latina y bilingüe
Ser latina y bilingüe es algo que de lo que estoy orgullosa. Es parte de mi identidad. Mi cerebro incluso funciona en dos idiomas y a veces es curioso lo rápido que puedo cambiar del español al inglés o viceversa. En otras ocasiones, puede llegar a ser muy confuso, porque ambos idiomas son tan diferentes. Al final, no me importa porque yo prefiero hablar y escribir en dos idiomas, aun cuando sufra algunos momentos de confusión y cometa errores gramaticales que pronto corrijo. Hablar inglés y español no me hace menos estadounidense o “americana”; no entiendo por qué tengo que elegir. Nací en los EE.UU. y mis padres me enseñaron el castellano que ellos hablaban desde que era chica. Luego crecí en Chile pero estaba en un colegio americano y el inglés no era opcional: mis padres esperaban que sobresaliera en esa asignatura y que siguiera siendo 100% bilingüe.
Para mí, entre más idiomas una persona sea capaz de hablar, mejor. Poder comprender y darse a entender en distintos países es una manera de construir puentes entre las culturas y permite ampliar la mente. Es por eso que siempre he admirado a los países europeos donde los niños aprenden tres, cuatro o cinco idiomas sin que nadie les cuestione su lealtad a su país.
En mi propia familia nunca nos preguntamos si queríamos enseñar a nuestros niños solo un idioma. Mi marido y yo coincidimos en que nuestros hijos necesitan ser bilingües. No es fácil, porque a medida que crecen, los niños prefieren claramente el inglés y tenemos que recordarles todos los días que en la casa hablamos español para que no se les olvide. Se vuelve agotador estar siempre haciendo el esfuerzo para que hablen castellano, pero vale la pena. Cuando se quejan simplemente les recuerdo lo maravilloso que es ser capaz de trabajar en dos idiomas como yo y que de esta manera se pueden comunicar con su familia por todo el mundo. Tenemos la suerte de vivir en Miami, donde ser hispano o hablar español es realmente una ventaja.
Hace unos días un periodista que conozco y respeto, José Díaz Balart, fue criticado e incluso ridiculizados por la locutora de radio Laura Ingraham por pronunciar correctamente el nombre de una mujer latina: María Cruz Ramírez. Ella también le criticó por tratar de hacer una traducción simultánea del español al inglés, algo que siempre es complicado. Estoy a favor de la crítica constructiva, pero a Ingraham se le pasó la mano al referirse a Díaz Balart y me hizo recordar el racismo que vemos todos los días en este país. Más tarde dijo que sólo estaba bromeando. A mí me sonó más a bullying.
Muchos latinos de EE.UU. ya expresaron lo que sintieron usando #IAmBilingual en Twitter. Díaz Balart también respondió en un gran artículo de opinión (está en inglés aquí). En caso de que no lo hayas notado, él ha logrado algo inédito al ser el hombre ancla de dos programas de noticias tanto en inglés como en español, en MSNBC y Telemundo. Esto no es menor. Es genial ver a un periodista hispano desarrollar su carrera al igual que la mayoría de los latinos en este país: no sólo como un grupo enteramente separado por hablar otro idioma, sino también como un grupo plenamente inmerso en la vida estadounidense.
En cuanto a los acentos, ¿sabes qué? Todos venimos de alguna parte, así que todos tenemos un acento. Salvo que estés hablando como un locutor profesional cada segundo de tu vida usando una norma neutra para que nadie pueda identificar tu tono original y enunciación, la forma en la que te expresas depende de dónde naciste y dónde creciste. No es lo mismo un chileno que un cubano a la hora de hablar el español, así como es diferente un neoyorquino de un texano. Es parte de nuestra identidad y no hay absolutamente nada de malo en tener un acento. No hay que avergonzarse de ser bilingüe, aun si eso significa tener un fuerte acento. Como mencionó Díaz Balart, es un privilegio pertenecer a dos culturas y espero que más personas se dan cuenta de la belleza que hay en la diversidad, la tolerancia y el respeto.