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Confesiones de una madre ocupada

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Jeannette, una madre ocupadaSoy una madre ocupada, como millones de mujeres en el mundo que todos los días cumplen múltiples roles, pero tengo varias confesiones que hacer. Confieso que la maternidad me parece el trabajo más difícil del mundo y que a pesar de ser muy buena dando consejos, muchas veces me cuesta ponerlos en práctica.

Confieso que muchas veces siento que por tratar de estar en todos lados, he terminado por no estar presente 100% en ninguno.

Confieso que por más que mi mamá hacía cosas que me irritaban cuando niña, a veces termino haciendo lo mismo que ella y ahora la entiendo.

Confieso que muchas veces parezco una amiga virtual porque no me alcanzan las horas para llamar a todos los que quisiera y me entero de qué sucede en sus vidas por email, mensajes de texto e incluso por Facebook y Twitter. Y confieso que ya ni me da vergüenza confesarlo.

Confieso que mi ajetreada vida ha servido para demostrarme que un verdadero amigo es un tesoro. Y que los amigos muchas veces son la familia que uno elije cuando vives lejos de tu familia.

Confieso también que a veces no me dan las energías para cumplir todos mis roles y el de esposa sufre más de lo que me gustaría, porque amo a mi esposo pero sé que el amor no es suficiente para mantener una relación de pareja a través de los años.

Confieso que antes de ser mamá nunca tomaba café y ahora estoy adicta. Especialmente después de mi segunda hija y que no dimensioné lo que implica trabajar con dos hijos en un país donde la familia no está contigo.

Confieso que no me cuido lo suficiente pero estoy cambiando eso para cuidar mejor de los demás. Mis hijos merecen tenerme a su lado el mayor tiempo posible y tengo que poner de mi parte para estar sana. Por eso quiero dormir más, tomar mis vitaminas y no saltarme comidas.

Y confieso que irracionalmente me lleno de orgullo al ver mis hijos crecer como si fuera resultado de algo que he hecho, pero al mismo tiempo me asombro del privilegio que siento por el simple hecho de ser su mamá.

Porque confieso que aunque siempre soñé con ser mamá, hubo un momento en mi vida en que pensé que no lo sería. Y no importa si soy una madre ocupada, confieso que cada día agradezco a D’os por haber hecho mi sueño realidad y procuro nunca estar demasiado cansada para olvidarme de agradecer las bendiciones que tengo.

Y tú, ¿tienes alguna confesión que hacer?

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