El regalo de cumpleaños
Cada mañana me despierto agradecida. No necesariamente amanezco contenta, pero sí llena de gratitud. El 19 de marzo, mi cumpleaños, no fue la excepción. Todo lo contrario. Tengo amor, salud, amigos y he logrado cosas que ni me permitía soñar cuando era niña.
Otra cosa que tengo es el deseo de ayudar a los demás. Es abrumador ver cuántas personas necesitan de nuestra ayuda, sea tiempo, dinero o unas palabras de aliento. Sin embargo, este año volví a visitar el hospital de niños St. Jude en Memphis, Tennessee y no he podido olvidar a Cassie, Izara y Camila. A las tres las abracé en enero y no dejo de pensar en ellas. También rezo por su salud.
El otro día estaba en Facebook y me apareció un aviso con la foto de Camila, sugiriendo dedicar mi cumpleaños a los niños de St. Jude. En ese momento decidí que el regalo de cumpleaños que quería era ayudar con un pequeño granito de arena a estos niños y jóvenes que son una verdadera inspiración. Sus familias, también, ya que a pesar de la incertidumbre, de los diagnósticos médicos que nadie quiere recibir y los tratamientos que ponen el resto de la vida cotidiana en pausa, siempre están llenos de esperanza y encuentran fuerzas en la mayor de las flaquezas.
El 19 de marzo publiqué esta foto en Instagram y Facebook.
La compartieron otras personas en las redes sociales y ya cumplí con lo prometido. Entre mensajes, comentarios y “likes” (me gusta), llegué a la meta de $500. Además una amiga a la que adoro por iniciativa propia hizo una donación y me emocionó mucho porque sin que yo le pidiera, ella entendió que el regalo más grande que podía recibir era ayudar a miles de niños.
Muchas gracias a todos los que me saludaron por mi cumpleaños. Me emocioné inmensamente con sus palabras, fotos y llamados. Pero sobretodo gracias por apoyarme en esta cadena de amor, porque con sus saludos permitieron que más personas vieran mi mensaje en Facebook y así de repente otros se animarán a colaborar con el hospital St. Jude.