La lucha contra el miedo a ser vulnerable
Confieso que el miedo a ser vulnerable me hizo crearme una máscara desde niña. Como todas las emociones se me notaban en la cara, era presa fácil para la crueldad de mis compañeras de quinto grado. Si a eso le sumamos que siempre he sido demasiado sensible, sentía que no me quedaba otra que hacerme la fuerte.
Creía que si lograba parecer fuerte e indiferente, lograría sufrir menos. Hasta tenía la secreta esperanza de yo misma creerme el cuento.
De más está decir que eso no funciona. Puedes engañar a otras personas a veces, pero jamás podemos engañarnos a nosotros mismos. Llega el momento en que tenemos que ser sinceros y enfrentar la realidad. Si no, se produce una profunda desconexión y perdemos tiempo luchando una batalla perdida. Sí, porque no puedes luchar contra tu esencia. Cuando te aceptas cómo eres allí empieza el verdadero crecimiento personal, porque siempre podemos mejorar nuestros aspectos negativos.
Ya hace años asumí cómo soy y que siempre siento todo de manera intensa. Tiene su lado positivo, también, como lo he mencionado antes cuando escribí sobre la belleza de sentir demasiado. Lo que nos molesta de nosotros a veces esconde lo que nos hace únicos o un desafío que debemos superar para ser mejores personas.
Lo que me ha costado más es perder el miedo a ser vulnerable. Hay demasiadas situaciones dolorosas que me recuerdan cómo sufrí cuando confié en quienes no debería. Me imagino que más de alguna vez te ha pasado a ti.
Entonces, cuando gana el miedo prefiero no contar lo que me pasa, lo que siento, lo que vivo. Si alguien me saluda y pregunta cómo estoy, la respuesta es “¡Bien! ¿Y tú?”, aun cuando esa mañana levantarme de la cama haya sido un esfuerzo olímpico. A veces finjo que todo está de maravillas pero quienes me conocen miran mis ojos y saben que hay algo que anda mal.
El otro día, una amiga se dio cuenta. Mi respuesta no la convenció. Y su preocupación me hizo bajar los muros. En ese minuto mandé el miedo a la m… Rompí el silencio.
El cariño y la preocupación de mi amiga fueron mágicos. Por más que ella no puede resolver mis problemas, fue tan reconfortante sentirme conectada con alguien a un nivel más profundo que la superficialidad cotidiana.
El silencio nos aísla. Cuando no hablamos de lo que realmente nos sucede, es imposible profundizar una relación. Trascender la superficie. Crear lazos de verdad. No dejes que el miedo a ser vulnerable te impida conectarte de manera más profunda con los demás. Rompe el silencio.
El silencio nos aísla. Cuando no hablamos de lo que realmente nos sucede, es imposible profundizar una relación.
Claro que hay momentos para todo. No me imagino andar desnuda en la calle ni contarle a todos mis secretos.
Sin embargo, en vez de vivir con miedo, quiero volver a conectarme de manera más profunda con las personas que valen la pena. Cuando creé este blog, mi idea era escribir de lo que me diera la gana. Todavía lo hago de vez en cuando, pero siento que cada vez escribo menos por miedo a mostrarles mi lado no tan políticamente correcto ni tan lindo. Han pasado cosas que justifican ese miedo, pero no estoy lista para eso.
Vamos paso a paso. La batalla contra el miedo la libro día a día. Por mientras, publico estas palabras para retomar lo que es bloguear desde el corazón. Sin esconderme detrás del silencio. ¿Me acompañas?