El día después
Terminó la elección más polarizada de la historia de los EE.UU. Esa es la única buena noticia, porque nunca se había visto el nivel de agresividad y división que se ha vivido en los últimos meses.
Sin embargo, la mañana después de conocerse los resultados trae más preguntas que respuestas. ¿Cómo se puede sanar a un país que está claramente dividido? ¿Cómo se pueden calmar los temores muy reales y justificados de las minorías que se sienten más desprotegidas que nunca? ¿Cómo se pueden construir puentes con quienes buscan aislarse detrás de murallas?
He dicho una y otra vez que por más imperfecta que sea la democracia, hay que respetar los resultados. Prefiero ver cómo seguir trabajando por los valores en los que creo, para proteger los derechos de quienes sienten que pueden ser perseguidos y para demostrarles a mis hijos que aunque uno pertenezca a una minoría, eso no implica que uno se queda de brazos cruzados o que prefiere huir de una situación que no es de tu agrado.
Mentiría si dijera que no tengo miedo. Luego de colocar un video en YouTube de un concierto realizado para Hillary, sufrí ataques extremadamente agresivos. Tuve que borrar comentarios y bloquear a personas en las redes sociales. Mi sitio se vio atacado y aun intento recuperarme. Tengo miedo de lo que le puede suceder a mis amigos del mismo sexo que han formado familias y que están preocupados de que esta elección le quite legitimidad a su unión. Tengo miedo de que mis amigas con cáncer se queden sin cobertura médica. Tengo miedo al ver cómo quienes tienen visiones racistas, xenofóbicas y antisemitas se sienten empoderados y justificados. Si crees que exagero, lee los tuits dirigidos al editor de The Atlantic, Peter Beinart. Tengo miedo porque la intolerancia y la polarización han llevado a momentos verdaderamente trágicos en la historia de la humanidad. El miedo también paraliza y me rehuso a dejar que me embargue y congele.
¿Qué hacemos ahora quienes no sentimos que el presidente electo refleja nuestros valores ni nuestra posición frente a temas como la inmigración, el control de armas, la igualdad de género o la política exterior? Creo que es válido vivir un duelo. Si necesitas llorar, hazlo. Canaliza tu frustración, rabia, pena e impotencia.
Sin embargo, necesitamos respetar el sistema democrático por más que nos entristezca el resultado. Yo acepto que una vez más soy parte de una minoría, pero toda mi vida he estado en el grupo menos popular, así que estoy acostumbrada. Eso no quita que seguiré trabajando por la tolerancia, el respeto, la igualdad. No dejaré que el temor me paralice, por más que me desanime.
El desafío más grande es predicar con el ejemplo y darle tranquilidad a mis hijos. También quiero demostrarles que en vez de seguir en el círculo vicioso de la agresión, hay que tratar de encontrar la manera de sanar y reconciliar. Ya les dije que no nos vamos a ningún lado. Nacimos aquí y es nuestro país. Seguiremos trabajando para que EE.UU. mejore. En ese sentido, sinceramente deseo que esta nueva etapa sea mejor de lo que espero. No deseo que el presidente fracase porque sólo quiero que nuestra nación esté mejor.
No será mi presidente porque no voté por él, pero éste es mi país y haré todo lo que pueda para que tenga un futuro mejor.
In English: The Day After