Sí hay diferencias al quitarle el pañal a las niñas
Dicen que las niñas son más maduras que los niños y en muchos aspectos como quitarle el pañal a los hijos, la sabiduría popular es cierta. Los expertos dicen que las niñas son más rápidas para lograr ciertos hitos en su desarrollo verbal, por ejemplo, y emocionalmente también se desarrollan más rápido que los varones.
A la hora de quitarle el pañal y empezar el entrenamiento para ir al baño, esto puede ser un gran aliado. Tienes que estar atenta a las señales de que tu hija puede estar preparada para dejar los pañales, como avisar cuando el pañal está sucio, ser capaz de desvestirse o mostrar incomodidad con su pañal. No es bueno presionar a los niños cuando no están listos, porque lleva a gran frustración por parte del chiquito(a) y sus padres. Lo digo después de haberlo vivido, como lo compartí en un post anterior.
Después de quitarle el pañal a un niño y a una niña, puedo decir con conocimiento de causa que sí hay diferencias. En muchos aspectos, los varones son más fáciles porque no necesitas tener tantas precauciones de higiene cuando estás en un baño público. A la hora de limpiarlos, también es más fácil.
Sin embargo, la madurez más temprana de las niñas les brinda una ventaja importante cuando les enseñas a ir al baño solitas. Mi hija imitaba todo lo que hacía y le encantaba la idea de poder bajarse la ropa interior igual que mamá. Era muy independiente y le gustaba también vestirse sola, lo que ayuda mucho cuando estás enseñando todos los pasos necesarios para ir al baño. Fue más complicado enseñarle al limpiarse, siempre de adelante hacia atrás, por lo que preferí ayudarla en ese proceso por mucho tiempo más. En los baños públicos hasta el día de hoy recubro la taza del inodoro (excusado, W.C. o “water”) con abundante papel.
Al final, la experiencia de quitarle el pañal a un niño y a una niña ha sido diferente pero no implica que uno sea mejor que el otro. Con mi hija sentí que “entendía” el proceso mucho más y estuvo lista meses antes de que lo estuviera su hermano. Además, casi no tuvo “accidentes” y lograba mantener sus Pull-Ups secos, lo que me confirmó que su cuerpecito también estaba listo para dar el paso de bebé a niña más grande.
Vivir ambas experiencias sólo me reafirma que cada hijo(a) es diferente y que para lograr una mayor armonía y ser mejores padres, lo más importante es conocer y querer a cada niño de manera individual.
Nota: este post forma parte de la campaña “Cada intento es una victoria” de Pull-Ups, de la cual soy vocera.