Conversaciones de verano con los hijos que dejan lecciones de por vida
Este verano no fue sólo un momento de relajación y diversión para mi familia, sino también un tiempo lleno de conversaciones con mis hijos. Algunas de ellas eran difíciles, pero todas eran necesarias. Como madre de dos preadolescentes (esa deliciosa edad en la que los niños no son tan pequeños, pero aun no han entrado en la adolescencia), hice las paces con la idea de que las respuestas demasiado simplificadas no satisfacen más a mis hijos. Ellos quieren (y necesitan) más información y detalles cuando tienen preguntas sobre el alcohol, las drogas, las enfermedades que afectan a la mente o el sexo. Sí, incluso los estudiantes de tercer grado quieren saber cómo se hacen DE VERDAD los bebés.
Esto implica que he necesitado investigar más y ponerme al día con la información para estar lista con una respuesta apropiada para cuando me hacen las preguntas complicadas. Obviamente, me las hacen en los momentos más inoportunos e inesperados. Las preguntas de la pubertad parecen más fáciles de abordar, porque siempre puedo apoyarme en la ciencia y la salud. Otras cuestiones, relacionadas con el abuso de sustancias, la salud mental o las presiones de los amigos son más difíciles. No quiero dictar cátedra pero necesito transmitirles con claridad la información que se les quedará en sus cabezas sin importar el paso de los años. Además, mis respuestas deben ser reales y veraces para que sigan confiando en mí. Agotador ¿no?
Como mencioné, esas preguntas complicadas llegan en el momento más inesperado. Tal vez antes de dormirse justo cuando ya les he dicho buenas noches, o cuando me estoy preparando para una reunión. También me descolocó tener que responderle a mi hijo cuando estábamos nadando en el océano y me preguntó si había probado marihuana alguna vez (no lo he hecho) porque había oído que un par de estudiantes de 8vo grado fumaban mucho.
Los hijos te pillan con la guardia baja y tu primer instinto es hacerte la loca. Sin embargo, cuando tus hijos ya son mayores, tienen un radar anti-mentiras que requiere que los padres sean sinceros y enfrentemos sus preguntas. Estos son momentos de aprendizaje que no se pueden ignorar y conversaciones que necesitas tener antes de que tus hijos se encuentren en una situación difícil.
¿Por qué es necesario tener estas conversaciones antes de que se conviertan en adolescentes? Más que nada porque la confianza se construye con el tiempo y nunca se puede saber cuándo van a enfrentar la presión de los amigos para hacer cosas indebidas. Para mí, hablar de temas difíciles me permite darles más herramientas para que sepan que pueden ser fuertes y tomar sus propias decisiones. Que sepan que tienen la opción de no hacer lo que todo el mundo parece estar haciendo. Que prefiero recogerlos a la hora que sea si el amigo que conduce el auto en el que están se embriagó.
Creo que si entienden las consecuencias del consumo de alcohol cuando son menores de edad, se sentirán menos inclinados a beber antes de que estén preparados física y emocionalmente. Lo más importante es que estoy tratando de escuchar más y que se acostumbren a la idea de que estoy aquí no para juzgar, sino para escuchar y orientar. Quiero que se sientan seguros.
Sin embargo, todas nuestras conversaciones serias no giran necesariamente en torno al alcohol o las drogas. Como los niños de hoy están creciendo en la era de las redes sociales, también hablamos de lo que es apropiado publicar en internet y lo que no lo es. Quizás te sorprendería saber qué está siendo compartido no sólo en sitios como Instagram, sino también en los mensajes “privados” a través de WhatsApp, mensajes de texto grupales o Snapchat. Si no eres es experto en tecnología, al menos necesitas familiarizarte con las aplicaciones y las siglas que se utilizan. Explícale a tus hijos que incluso una imagen compartida de forma privada se puede reenviar a desconocidos y que lo que se comparta por internet queda plasmado allí de por vida.
Ahora que los niños ya están de regreso en la escuela, estas conversaciones son más necesarias que nunca. Haz un esfuerzo por conocer a los amigos de tu hijo, pregúntale a tus niños cómo estuvo su día, participa en su escuela. Pero, sobre todo, demuéstrale cuánto te preocupas por él o ella y enfatiza que siempre estás lista para escuchar. Esas conversaciones dejan un legado de confianza para toda la vida.
¿Necesitas ideas para hablar con sus hijos? Echa un vistazo a este video de la Foundation for Advancing Alcohol Responsibility (FAAR, entidad con la que estoy colaborando) para inspirarte.
Si necesitas más consejos sobre cómo las conversaciones con tus hijos sobre el alcohol, puede encontrar más información en el sitio TalkEarly de FAAR, seguir la conversación por Twitter o incluso ver sus tableros en Pinterest.
Nota: como integrante del programa #TalkEarly, recibo compensación económica por mi participación, pero todo lo anteriormente publicado refleja mis opiniones.