Cinco cosas que me enseñó una semana caótica
“¿Sabes por qué el parabrisas es más grande que el retrovisor? Porque el camino que tienes por delante es más importante que el que dejas atrás”. Dr. Wayne Dyer
Esa frase me encantó. Y aunque estoy totalmente de acuerdo con ella y hago un esfuerzo por mantenerme en el presente (¡qué difícil es!), mirar hacia atrás nos ayuda a poner en perspectiva las metas que queremos cumplir y las que hemos cumplido. Además es una manera de darnos cuenta cómo hemos crecido o afrontado tal o cual situación.
La semana antepasada para mí fue un poco caótica pero estuvo llena de momentos de aprendizaje, y creo que esas cosas pequeñitas que aprendemos, a veces son los que realmente hacen una diferencia. Aquí les hago un recuento de mi semana y de algunas cosas que aprendí en el camino.
Comencé diciéndole al lunes cuánto lo quería porque entre las cosas que tenía planeadas para la semana, los artículos que tenía que entregar, las llamadas en conferencia y el plan de decorar el arbolito de navidad, me estaba volviendo loca. Menos mal que tenía estas cinco frases para llenar la semana de inspiración porque las necesitaba. A las 7 de la noche cuando comenzaba el programa “The Voice” me despegué de la computadora, ya no estaba siendo productiva, y mientras veía el programa le logré poner las luces y algunos adornos al árbol. La lección del día: es bueno poner un alto y darnos un descanso. Y en vez de pensar “no terminé de decorar el árbol” es mejor decir “Le puse las luces, ¡bravo por mí!”
El martes me puse la misión de terminar un artículo antes de ir a buscar a mi hijo a la escuela, cosa que no logré. Tenía que seguir trabajando, mi hijo quería jugar y también tenía que preparar la cena. ¿Cómo se hacen tres cosas a la vez? La solución: levanté el teléfono y ordené de cenar. En lo que llegaba la cena, terminé mi artículo. Nos sentamos a cenar, jugamos, bromeamos y mientras lo vi sonriendo a mi hijo, me felicité yo sola. Lección: saber a qué dedicararle el tiempo.
Del miércoles ni me acuerdo. No sé por qué lo borre completamente de mi memoria, pero a veces hay que aprender a dejar ir las cosas.
El jueves durante mi clase de yoga, el desorden a mi alrededor me molestaba de sobremanera. Las últimas semanas he estado trabajando desde la mesa del comedor porque el espacio donde tengo mi escritorio es demasiado frío y los pies se me congelan. Yo, tratando de relajarme, y solo me podía concentrar en el desorden sobre la mesa: mi computadora, los libros que uso al escribir, los papeles que llegan de la escuela de mi hijo, el ábaco que usamos para la tarea de matemática, el gorro de nieve, mis carteras y pare usted de contar. Lección: a veces hay que aquietar la mente otras ponernos nuevas metas, como por ejemplo un espacio más organizado para el 2015.
El viernes a última hora me tocó armar un mapa de prosperidad o “vision board” nuevo. Uno de mis artículos sobre el tema requería una mejor foto, así que a las 6 PM me lancé a buscar cartulina, algunas revistas, un tape (cinta adhesiva) bonito y tachuelas. No encontré ninguna revista que me inspirara. Y no quería hacer algo so0ólo para una foto bonita. Lección: a veces nos ponemos a esperar el momento ideal y no hacemos las cosas. Como dice esa frase de Patton: “un buen plan ejecutado hoy es mejor que un plan perfecto mañana.”
Les cuento aquí entre nos, que una semana más tarde el arbolito sigue con los mismos 5 adornos que tenía la semana pasada…pero ayer me di permiso de tomarme una siesta.
Entonces decidí terminar esa semanita con mucha buena onda y aunque nos detengamos a ver que aprendimos, sigamos siempre pa’lante y con fe.