¿Estamos preparados para ser sinceros con nuestros hijos?
Pregúntale a los padres y en general te dirán que siempre es mejor ser sinceros con nuestros hijos, pero ¿estamos preparados para realmente contestar abiertamente todas sus preguntas?
Esta es una de esas cosas que son mejores en la teoría que en la práctica.
Aunque no creo en mentirle a nuestros hijos, sí creo que muchas veces el ser responsables implica que como padres debemos compartir la verdad de manera selectiva. Puedes ser sincero y auténtico sin tener que entrar en cada detalle de lo que hiciste durante tu propia adolescencia y los años de universidad.
Es más, creo que es fundamental cuando hablamos de temas complejos y difíciles como el alcohol y las drogas. Por eso cuando tuve la oportunidad de escuchar a la experta en reformas educativas y escritora Lisa Graham Keegan hace algunas semanas, consideré que dio en el clavo al hablar de cómo hay padres que practican la “hiper honestidad” con sus hijos y que eso abre una verdadera caja de Pandora.Desde que mis hijos eran muy chiquitos siempre he tratado de ser lo más sincera que se puede cuando me hacen alguna pregunta pero al mismo tiempo, evito compartir detalles que son excesivos y superfluos.
Ahora que están en la preadolescencia, las preguntas son cada vez más y más complicadas. Más de alguna vez, cada pregunta y cada respuesta vienen seguidas de más preguntas. Algunos de mis amigos creen que es necesario relatar sus aventuras de juventud con lujo de detalles. No sé si quieren justificar o explicar sus propios pecadillos. Pero si estás tentado de hacerlo, reflexiona sobre esto que señala Lisa Graham Keegan: ella dice que las conversaciones importantes con equivalen a confesiones sobre todo lo que hacías y tu sentimiento de culpa por haber bebido en la secundaria. Estoy completamente de acuerdo con ella.
Para construir una relación basada en la confianza, sí hay que ser auténticos y sinceros pero hay cosas que tus hijos no necesitan saber. Sin embargo, sí necesitamos estar preparados para responder con la mayor honestidad que se pueda. Necesitamos controlar cómo filtramos y traspasamos la información, dependiendo de la madurez de nuestro hijo, su etapa del desarrollo y su personalidad.
También necesitamos estar listos para cuando queden en evidencia algunas contradicciones cuando respondamos preguntas complejas. A los adolescentes les encanta sorprender a sus padres diciendo una cosa cuando en realidad hacen otra, así que ten cuidado.
Antes de comenzar a platicar con tus hijos, ten en mente qué quieres compartir con ellos y de qué manera. Piensa en el contexto y en otras preguntas que te puede hacer tu hijo. Que tu hijo confíe en ti tarda años y lo último que deseas es que se rompa la confianza porque simplemente no estabas listo para responder sus dudas.
Puedes además obtener más información en el sitio TalkEarly del Century Council, seguir la conversación por Twitter o incluso ver sus tableros en Pinterest. Tienen muchos consejos para padres.
Nota: como integrante del programa #TalkEarly, recibo compensación económica por mi participación, pero todo lo anteriormente publicado refleja mis opiniones.