La necesidad de cambiar la conversación sobre la obesidad
La obesidad es tema común en cualquier conversación sobre la salud y los males modernos. Sin embargo, hay un largo camino por recorrer en cuanto a la calidad de esas discusiones. Los prejuicios contra este mal y quienes lo sufren no han disminuido. Esto quedó en evidencia en la cumbre del Partnership for a Healthier America, realizada en Washington, D.C. y a la cual fui invitada junto a un selecto grupo de creadoras de contenido digital.
La cumbre estuvo llena de paneles y reuniones que buscan mejorar la salud de todos, desde bebés hasta ancianos, a través de mejorías en la alimentación y la actividad física. Es un tema que genera controversia porque los cambios son difíciles de lograr y requieren la colaboración de empresas gigantescas en la industria alimenticia. Además, hay un elemento emocional que complica todo aún más.
En el panel sobre la obesidad, quedó en evidencia el impacto de las palabras y las frases que escuchan a diario quienes viven con el sobrepeso. Confieso que se me aguaron los ojos al escuchar el testimonio de Patty Neece cuando contó cómo se la humillaba en el colegio al pesarla en público. Peor aún: ya de adulta, su médico le echaba la culpa de su dolor de cadera a la obesidad y ni siquiera evaluó otras posibles causas. Luego de otras consultas, los doctores vieron que Patty sufría de una escoliosis severa y esa era la causa de su dolor.
Seamos sinceros. Nos acostumbramos a ver a los obesos como indisciplinados. Discriminamos. Tenemos prejuicios y además los juzgamos. Nos olvidamos que son personas. Seres humanos que viven con una enfermedad crónica. Seres humanos con sentimientos y que merecen ser tratados igual que cualquier otra persona.
Por eso digo que debemos cambiar la manera en que hablamos de obesidad y de quienes la padecen. Examinemos nuestras palabras y lo que le enseñamos a nuestros hijos. Hay frases que usamos que son despectivas y burlonas. Tomemos conciencia de que esas palabras marcan de por vida a quien las escucha. Si no se te ocurriría burlarte de un enfermo cardiaco, ¿por qué se hace tan fácil reírse de alguien que padece de obesidad?
Las personas son más que una talla o un número en la báscula. Por favor no lo olvides.
Nota: fui invitada con todos los gastos pagados a la cumbre 2016 de Partnership for a Healthier America pero no recibí compensación alguna por este artículo. Le agradezco a PHA y a Latina Bloggers Connect por esta oportunidad tan especial.